El extraño incidente de Kōfu.
Era una tarde fresca de febrero de 1975 en Kōfu, Japón. El sol empezaba a esconderse detrás de las montañas, pintando el cielo de tonos anaranjados. Ahí se encontraba Masato Kawano, un niño de 7 años con más curiosidad que miedo, y también su primo Katsuhiro Yamahata, de 10 años, estaban jugando en el huerto de mandarinas de la familia. Corrían entre los árboles, imaginando jugar al policía y al ladrón, imaginando batallas épicas, cuando de pronto…
Los sorprendió un sonido metálico, como si algo enorme hubiera caído del cielo, los hizo detenerse en seco.
—¿Oíste eso? —susurró Katsuhiro, mirando alrededor muy atento.
Con un escalofrío, Masato asintió en silencio. De repente, algo brilló y captó su atención. Entre los árboles cercanos, notó un objeto plateado y redondo, parecido a un plato dado vuelta con una cúpula. Al principio, no hacía ruido… al menos, no al principio.
De repente, salió un destello súper brillante del aparato, y los niños tuvieron que taparse los ojos. Cuando volvieron a mirar, ¡se quedaron helados con lo que vieron!
Un par de seres rarísimos, obvio que no eran humanos, bajaron de la nave espacial. Eran como niños grandes, más o menos de metro y medio, y su piel era como escamosa, entre verde y amarilla. Tenían unos ojos grandotes y rasgados, bien negros, que parecían de bicho. Pero lo que más daba miedo era que... ¡tenían colmillos!
Eran largos y afilados, como colmillos de vampiro de película. Además, ¡tenían tubos en la boca!, como para respirar. Uno de ellos levantó el brazo y señaló algo hacia los niños.
—¡GUU… GUU…! —dijo la criatura, con una voz muy rara y que no sonaba humana.
Masato y Katsuhiro salieron corriendo a toda velocidad, ¡como si el mismísimo diablo los persiguiera! Les dolía el pecho y sentían una presión rara por dentro.
Cuando llegaron a casa, intentaron contar lo que pasó, pero nadie les creyó. Dijeron que era su imaginación. Pero al día siguiente, cuando fueron al huerto, se supo la verdad.
Lo que encontraron fue un montón de círculos quemados grandes, ramas rotas como si algo muy pesado hubiera caído. Algunos árboles hasta olían raro, como a metal muy caliente.
La noticia se regó por todo el pueblo. **Periodistas, ufólogos y curiosos llegaron a investigar.** Hasta les hicieron pruebas de detector de mentiras a los niños… **¡Y pasaron!** No estaban mintiendo.
La noticia se esparció rapidísimo por todo el pueblo. Rápidamente, llegaron periodistas, expertos en ovnis y un montón de gente curiosa para investigar. Hasta a los niños les hicieron pruebas con detector de mentiras... ¡Y las pasaron! No había duda, estaban diciendo la verdad.
Hasta hoy, nadie sabe con certeza qué vieron esos niños. Algunos dicen que eran:
- **Extraterrestres** (pero ¿por qué con colmillos? ¿Acaso eran vampiros espaciales?).
- **Un experimento militar secreto** (aunque Japón no tenía nada registrado así en esa época).
- **Una alucinación colectiva** (pero las marcas en el suelo eran reales).
El caso quedó como uno de los más raros de la ufología japonesa, y aunque los niños ya son adultos, todavía se preguntan:
¿Qué querían esos seres con colmillos? ¿Y por qué nos apuntaron?
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