Proyecto Stargate: El Viaje Psíquico a Júpiter


En 1973, mientras la NASA se preparaba para ver Júpiter por primera vez de cerca…

un grupo muy pequeño de personas intentó adelantarse usando algo mucho más raro que una nave: la mente humana.
Y a alguien en la NSA le pareció tan interesante, que lo guardó como documento clasificado.

Esta no es una historia de platillos voladores…
sino de algo que a muchos les parece todavía más incómodo:

Un intento serio de usar visión remota, psíquicos, literal
todo esto para “visitar” Júpiter antes de que llegara la sonda Pioneer 10.

El resultado quedó atrapado durante años en un archivo con nombre frío y burocrático:

“An Experimental Psychic Probe of the Planet Jupiter”
Una sonda psíquica experimental del planeta Júpiter.

Un documento que hoy puedes descargar desde la CIA y la NSA,
como parte de la colección de archivos del famoso Proyecto Stargate,
el programa de “espías psíquicos” de inteligencia estadounidense.

En este historia vamos a entrar a ese documento,
a sus personajes,
a lo que dijeron que vieron en Júpiter
y a lo que la ciencia descubriría años después.

Y al final, cuando termine todo,
vas a tener que elegir:
o fue un experimento raro que no probó nada…
o aquí hay algo que la ciencia todavía no sabe dónde acomodar.




EL ARCHIVO QUE NO PARECE REAL

Lo primero que hay que decir es que:

El documento existe.
No es una fotocopia perdida en un foro esotérico.
Está en el CIA Reading Room en el apartado de FOIA. 

Con el código:

NSA-RDP96X00790R000100040010-3

Y comienza con una frase que, dicha en voz alta, suena casi a ciencia ficción burocrática y dice así:

Como resultado de conversaciones entre Harold Sherman, desde Mountain View, Arkansas, e Ingo Swann, de Nueva York, en un intento de llevar adelante la posible veracidad de la naturaleza psíquica del hombre, se decidió realizar una sonda psíquica del planeta Júpiter.

Traducido:

Dos tipos, un psíquico muy conocido y un escritor interesado en fenómenos mentales

decidieron “viajar” a Júpiter con la mente,
mientras científicos preparaban la Pioneer 10 para volar físicamente al planeta.

La jugada era simple, pero muy ambiciosa:

Ellos “veían” Júpiter en 1973 con la mente.
Más tarde, cuando la Pioneer 10 llegará,
se comparan las visiones con los datos reales.

Si coincidían en cosas que nadie sabía todavía…
habría que empezar a hacer preguntas muy incómodas sobre lo que puede o no puede hacer la conciencia humana.



 Harold Sherman (izquierda) y Ingo Swann (derecha)



¿QUIÉNES ERAN ESTOS LOCOS… Y POR QUÉ LOS ESCUCHÓ LA NSA?

Los personajes centrales son Harold Sherman e Ingo Swann y vamos a darles contexto.


Harold Sherman era un escritor e investigador de temas psíquicos,
alguien que ya había trabajado en telepatía y percepción extrasensorial,
y que defendía la idea de que la mente podía percibir información a distancia.

No era un científico de laboratorio,
pero sí un tipo acostumbrado a hacer experimentos mentales, tomar notas,
y tratar de ponerles metodología a cosas que, por definición, suenan imposibles.


En cambio, Ingo Swann es casi una leyenda.

Psíquico estadounidense, artista el hombre al que se le atribuye haber acuñado el término “remote viewing”, o visión remota.

Swann trabajó con los físicos Russell Targ y Hal Puthoff en el Stanford Research Institute (SRI)
en una serie de experimentos financiados por agencias de inteligencia,
que querían saber si realmente se podía “ver” a distancia usando algo que no fueran los sentidos normales.

De esa mezcla entre ciencia oficial, Guerra Fría, paranoia y curiosidad
nacería lo que más tarde el mundo conocería como el Proyecto Stargate (de este proyecto también conocemos el documento de Mars Exploration del cual ya hice un video anteriormente y lo pueden ver en este mismo canal): y bueno el Proyecto Stargate fue el intento real del gobierno de EE. UU. de usar psíquicos como herramienta de inteligencia militar.

Y el experimento de Júpiter es una pieza temprana de ese rompecabezas.




EL CONTEXTO ESPACIAL: PIONEER 10 VA EN CAMINO

Para entender por qué este experimento no es solo “fantasía” marginal,
hay que mirar lo que estaba haciendo la NASA al mismo tiempo.

La Pioneer 10, lanzada en 1972,
fue la primera nave en viajar más allá de Marte,
la primera en atravesar el cinturón de asteroides
y la primera en acercarse a Júpiter para tomarle fotos de cerca.

Su misión alrededor del gigante gaseoso se cumpliría en diciembre de 1973.

El experimento psíquico de Sherman y Swann se realizó el 27 de abril de 1973.

La Pioneer 10 ya iba en camino, la humanidad todavía no tenía imágenes detalladas de Júpiter, ni tampoco datos finos de su atmósfera y su entorno eran una incógnita total.

Ese “hueco de información” era el escenario perfecto para una apuesta psíquica:

Si dices que “ves” algo en Júpiter hoy…
y la nave lo confirma meses o años después…
la coincidencia ya no se siente tan trivial.




LA NOCHE DEL EXPERIMENTO

Vamos con la logística del experimento, la misma que está descrita en el propio documento.

El lugar de Harold Sherman era  una pequeña casa en Arkansas.
Hora: 8:00 pm, hora central.

El lugar de Ingo Swann: era la costa oeste de EE. UU.
Hora: 6:00 pm, hora pacífico.

Ambos acuerdan lo siguiente:

Se sientan a solas, en silencio, cada uno en su ubicación.
Durante media hora, concentran su mente en “viajar” a Júpiter.
No se hablan durante el proceso.
Cada uno toma notas de lo que percibe.
Al cabo de media hora, Swann llama por teléfono a Sherman.
La llamada se graba y se transcribe.

Ese audio, convertido a texto, también está dentro del archivo desclasificado.

Y te daré un pequeño resumen de lo que pasó.




EL VIAJE DE HAROLD SHERMAN A JÚPITER

Sherman empieza describiendo una sensación curiosa:
antes de llegar a Júpiter, dice que se siente “absorbido” hacia Pioneer 10,
como si primero se acoplara mentalmente a la nave.

Cuenta que ve a la sonda viajando a gran velocidad
y que incluso le parece que va en trayectoria de colisión hacia una de las lunas,
a menos que se corrija la ruta.
Eso no ocurrió, pero muestra la mezcla entre datos reales (la sonda) e interpretación mental.

Luego “salta” hacia Júpiter.

Y lo que describe de esta manera:

  • Un planeta enorme, rodeado por masas gaseosas de colores: amarillos, rojos, tonos ultravioletas, y verdes.
    Dice que parece un “espectáculo de fuegos artificiales gigantesco” y que la luminosidad sería demasiado fuerte para ojos físicos.

  • Habla de una enorme cubierta de nubes, “kilómetros de espesor”, que impide ver el interior con claridad.

  • De repente, dice observar “trillones de cristales de hielo, brillando como agujas plateadas”,
    flotando cerca de lo que él interpreta como la parte baja de la atmósfera o “casi la superficie”.

También habla de:

  • Vórtices, remolinos de gas girando cada vez más rápido.

  • Fuerzas magnéticas poderosas, que afectarían a cualquier nave que se acercara.

  • Vientos de velocidad tremenda.

  • Zonas donde siente que debe haber agua, probablemente en forma de vapor o hielo, no como océanos tranquilos.

Llega incluso a intuir algo sobre el origen del sistema solar y de los satélites:

Sugiere que el Sol, en un pasado remoto, fue una gigantesca masa gaseosa que explotó,
arrojando bolas de gas que luego se convirtieron en planetas,
y que Júpiter, a su vez, habría expulsado parte de su material para formar algunas de sus lunas.

Eso, aunque está dicho de forma mística,
no se aleja tanto de la idea moderna de discos protoplanetarios y formación de lunas,
aunque la versión científica es muchísimo más precisa y menos “explosiva”.

Lo interesante es que Sherman se muestra cansado,
como si el esfuerzo mental lo hubiera drenado físicamente.
Él mismo dice que se siente “agotado” al terminar la sesión.




EL VIAJE DE INGO SWANN: JÚPITER, VERSIÓN PSI

La parte de Ingo Swann es la más citada.

En la transcripción, Swann va hablando en presente,
como si estuviera narrando una transmisión en vivo desde otro mundo.

Empieza así:

“Hay un planeta con franjas. Espero que sea Júpiter.”

Luego lanza su primera bomba:

Dice que Júpiter debe tener un enorme manto de hidrógeno,
extendiéndose decenas de miles de kilometros por encima del planeta.

Hoy sabemos que la atmósfera de Júpiter está dominada por hidrógeno y helio,
con otras sustancias como amoníaco y metano,
y que esa capa gaseosa es profunda y masiva. (Honeysuckle Creek)

Swann describe después:

  • Cristales flotando en lo alto de la atmósfera,
    brillando como si fueran bandas o anillos cercanos al planeta,
    “algo parecido a los anillos de Saturno, pero dentro de la atmósfera”.

  • Al atravesar esas capas, relata que ve nubes amarillas, luces que se refractan,
    como si estuviera dentro de un mar de gas brillante.

Cuando “baja” más, dice que lo que parece la superficie se ve como un tipo de desierto de cristales:

  • Habla de granos grandes, como arena de ámbar pulida.

  • Dice que el viento los hace deslizarse,
    como dunas en movimiento constante.

Luego menciona montañas enormes,
con alturas de unos 9 km.
Esa parte no encaja bien con lo que sabemos de Júpiter hoy,
que no tiene cordilleras superficiales al estilo terrestre,
aunque sí podría tener un núcleo sólido o una región interna diferente.

Swann también describe:

  • Zonas de inversión térmica,
    donde el calor se quedaría atrapado bajo las nubes,
    y se atreve a decir que la superficie “daría una lectura infrarroja muy alta”.

  • Habla también de vientos tremendos y de una atmósfera “muy espesa”.

Lo curioso es que, años después,
las misiones Pioneer, Voyager, Galileo y Juno confirman que:

  • Júpiter tiene una atmósfera extremadamente profunda,
    con vientos de cientos de kilómetros por hora.

  • Júpiter posee una magnetosfera brutal,
    con radiación intensa y partículas cargadas.

  • Y se han detectado cristales de hielo de amoníaco en las nubes,
    especialmente cerca de la Gran Mancha Roja.

La pregunta aquí es:
¿Swann estaba adivinando con suerte… o realmente “vio” algo?




LAS EXTRAÑAS “COINCIDENCIAS”

El propio documento hace una lista de similitudes entre Sherman y Swann.

Ambos hablan de:

  • Una atmósfera muy densa y estratificada.

  • Una cubierta de nubes enormes, con varias capas.

  • Cristales presentes en la atmósfera.

  • Vientos violentos y remolinos.

  • Fuerzas magnéticas intensas.

  • La posible existencia de líquido en algún estado dentro del sistema joviano.

Además, años después:

  • En 1979, Voyager 1 descubrió que Júpiter tiene un sistema de anillos muy tenue,
    algo que nadie esperaba y que en su momento dejó a la NASA “felizmente desconcertada”.

  • También se confirmó que hay cristales de hielo de amoníaco en las nubes.

Defensores de Swann dicen::
“Él habló de bandas de cristales alrededor de Júpiter antes de que nadie supiera de los anillos.”

Escépticos responden:
sí, pero las descripciones no son exactas,
y mucho puedes deducir sabiendo que es un gigante gaseoso muy frío.

Y ahí es donde entra la parte jugosa:

Ingo Swann llegó incluso a afirmar, años después,
que ver los anillos de Júpiter en su visión lo dejó confundido,
porque pensó que quizá estaba viendo Saturno por error…
hasta que, en 1979, Voyager confirmó que Júpiter también tenía anillos.

¿Coincidencia?
¿Autosugestión?
¿O un acierto psíquico brutal?




¿POR QUÉ ESTO LE IMPORTA A LA NSA Y A LA CIA?

Aquí es donde el tema deja de ser anécdota y se vuelve política.

El documento de la sonda psíquica de Júpiter aparece como parte de la colección del Proyecto Stargate en los archivos de la CIA.

El Proyecto Stargate no es una leyenda urbana:

  • Fue un programa real, manejado por distintas agencias (CIA, DIA, Ejército),
    activo aproximadamente desde los 70 hasta mediados de los 90.

  • Investigaban si la visión remota podía usarse para espionaje:
    localizar bases, submarinos, rehenes, sitios de pruebas, etc.

  • Psíquicos como Ingo Swann y Joseph McMoneagle participaron en sesiones donde se intentaba describir lugares secretos basándose solo en coordenadas o fotos selladas.

En 1995, una evaluación oficial del programa concluyó que los resultados no eran lo bastante fiables para usarse como herramienta operativa, y el proyecto fue cancelado.

Pero muchos de los que participaron —incluyendo a Targ, Puthoff y McMoneagle—
siguen sosteniendo que hubo aciertos impresionantes,
y que la visión remota sí ofreció información útil en algunos casos específicos.

Entonces, ¿dónde encaja nuestro viaje a Júpiter?

En el fondo, este experimento fue una especie de campo de pruebas extremo:

“Si alguien puede describir un planeta que nunca ha visto de cerca…
quizá también pueda describir un búnker soviético que tampoco verá jamás.”

Para la lógica fría de la Guerra Fría…
eso merecía, mínimo, un archivador con sello de “clasificado”.




QUÉ DIJO LA CIENCIA LUEGO (Y QUÉ NO ENCAJA)

Y ahora veamos qué se confirmó y qué no.

Empecemos con las cosas donde el experimento suena “acertado”:

  • Atmósfera principalmente de hidrógeno, profunda, con capas y vientos extremos.
    Esto fue confirmado por la Pioneer 10 y 11, y más tarde por Voyager 1 y otras misiones.

  • Presencia de cristales en nubes:
    la misión Galileo detectó cristales de hielo de amoníaco en la atmósfera de Júpiter.Una Magnetosfera muy intensa:
    La Pioneer y posteriores confirmaron una radiación brutal alrededor del planeta.

  • Anillos alrededor de Júpiter:
    descubiertos por Voyager en 1979. Algo que nadie esperaba.

Ahora vayamos con las cosas que directamente fallan:

  • Montañas enormes visibles “desde la superficie”:
    Hoy en día entendemos que Júpiter no tiene una superficie sólida como la Tierra.
    Hay una transición gradual hacia capas más densas, posiblemente un núcleo,
    pero no “cordilleras” al aire libre o al menos eso es lo que se cuenta.

  • La idea de dunas de cristal deslizándose al viento suena muy poética,
    pero no encaja del todo con el modelo físico actual del planeta.

  • La mención de una trayectoria de colisión de la Pioneer 10 con una luna no se cumplió.
    La sonda pasó con éxito, observó el planeta y siguió su camino hacia el espacio interestelar.





EL DOCUMENTO COMO PIEZA DE CONSPIRACIÓN

Independientemente de si crees o no en la visión remota,
el mero hecho de que este documento existe y está archivado en la CIA
lo vuelve munición perfecta para teoría y conspiración.

Estamos hablando de:

  • Un psíquico estrella de programas secretos.

  • Un escritor obsesionado con las capacidades mentales.

  • Dos científicos serios (Targ y Puthoff) escuchando y grabando.

  • Una sonda espacial real volando hacia Júpiter.

  • Un documento que termina bajo sello de la NSA.

Y todo alrededor de una pregunta brutal:

“¿Qué pasa si la mente humana puede hacer algo que no sabemos explicar…
pero que puede servir en una guerra?”

No hace falta ponerse muy paranoico para ver por qué esto interesaba a agencias que viven de la ventaja estratégica.

¿Sirvió para algo operativo?
Lo más honesto es decir: no hay evidencia sólida de que sí.

Pero que lo intentaron… lo intentaron.





¿QUÉ NOS QUEDA ENTONCES?

Después de todo esto,
¿Qué nos queda del “Viaje Psíquico a Júpiter que intrigó a la NSA”?

  1. Un documento real, desclasificado, con nombres, fechas y contexto verificable.

  2. Un experimento psíquico que se adelantó en algunas intuiciones a datos científicos posteriores…
    pero que también falló en detalles importantes.

  3. Una conexión clara con el Proyecto Stargate y la curiosidad del gobierno por explotar “armas mentales”.

  4. Un ejemplo perfecto de cómo ciencia, esoterismo, guerra fría y conspiración
    pueden mezclarse en un solo archivo PDF.

Y, sobre todo, nos queda una sensación incómoda:

Si nada de esto funcionó realmente…
¿Por qué se gastaron millones, durante décadas, en probarlo una y otra vez?


LA PREGUNTA QUE SIGUE ABIERTA

Quizá Harold Sherman y Ingo Swann nunca “pisaron” Júpiter con la mente.
Quizá, simplemente, construyeron imágenes a partir de lo que sabían,
sumando intuición, imaginación y contexto científico.

Pero hay algo que este tipo de historias dejan claro:

La frontera entre lo posible y lo imposible
no la marca solo la ciencia…
también la marcan nuestros miedos, nuestros deseos
y lo que un gobierno está dispuesto a financiar en silencio.

Al final, lo único que podemos afirmar con absoluta certeza es esto:

  • El documento existe.

  • La experiencia se registró.

  • Júpiter fue visitado por una sonda… y por un puñado de mentes que juraban haber llegado antes.

Lo demás,
lo deciden ustedes.



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